Concluye este sábado en la Catedral la fase diocesana de beatificación de 91 valencianos
El acto coincide con la celebración de la festividad de San Vicente Mártir, patrón de la diócesis y de la ciudad de Valencia.
La Catedral de Valencia acogerá este sábado, 22 de enero, la clausura de la fase diocesana de beatificación de 91 valencianos- los siervos de Dios Miguel Payá Alonso de Medina y 90 compañeros- que tendrá lugar previamente a la celebración de la Misa de Pontifical por la solemnidad de San Vicente Mártir.
Tras el canto de laudes, a las 9:30 horas, se desarrollará el acto jurídico de la clausura de esta fase diocesana que incluye a 66 sacerdotes diocesanos; 8 religiosos y religiosas; y 17 laicos y laicas “que entregaron su vida por Cristo, en la persecución religiosa que hubo en España en la década de los años 30 del siglo XX, fieles a su fe y amor a la Iglesia”, indica Ramón Fita, delegado episcopal para las Causas de los Santos.
Después de un “minucioso estudio”, estos 91 mártires fueron seleccionados entre los 250 que formaban parte de la Causa que en el año 2004 formó el entonces arzobispo de Valencia monseñor Agustín García-Gasco quien, “obedeciendo al sentir del clero y de los fieles, no quiso que se perdiesen las pruebas de los posibles testigos, ya que habían transcurrido más de 60 años de aquellos acontecimientos”, explica Fita.
Dada la complejidad de aquella macro-causa, por consejo de la misma congregación para las Causas de los Santos, se tuvo que dividir en dos. “Una capitaneada por el que en el momento de la persecución era el vicario general y deán de la Catedral Miguel Payá Alonso de Medina y 90 compañeros (Prot. Nº. 2800); y la otra que está encabezada por el sacerdote Antonio-Vicente Avaria Tarazona y 158 compañeros (Prot. Nº. 3059)”, añade.
Durante el pontificado como arzobispo de Valencia de monseñor Carlos Osoro, el día 26 de julio de 2012, el cardenal prefecto Angelo Amato autorizó dicha división.
Como criterio para la selección se tuvo en cuenta el “grupo martirial”, es decir, aquellas personas que sufrieron la muerte en el mismo lugar y en idénticas condiciones de suplicio. En algunos casos se trata de personas que fueron martirizadas junto a otros que ya están beatificados.
Sacerdotes y laicos
Entre los presbíteros del grupo que próximamente se concluirá están sacerdotes que ya fueron seleccionados por monseñor Marcelino Olaechea como integrantes de un segundo grupo de candidatos a la beatificación por martirio y que durante el pontificado del Venerable siervo de Dios José María García Lahiguera se comenzó a recoger información.
Además, se encuentra don Juan Puertes Ramón, vicario general que fue de la diócesis de Oviedo, martirizado el 8 de octubre de 1934 durante la revolución de Asturias. Este honorable sacerdote era natural de Alfafar.
Entre los religiosos y religiosas figuran: 2 Redentoristas; 2 Franciscanos; 2 religiosas de San Juan de Jerusalén; y 2 miembros del Instituto Catequético Dolores Sopeña.
Entre los laicos y laicas cabe destacar a: un seminarista, un farmacéutico hermano de un sacerdote ya beatificado, y un universitario que murió junto con su padre ya beatificado.
También constan tres jóvenes de Acción Católica: un panadero, un agricultor padre de familia, y un maestro. Asimismo está Julia Mateu Ferrer, madre de una de las beatas elevadas a los altares del 11 de marzo de 2001 que murió junto a su hija. Está además María Ortells Gimeno, señora que acogió en su casa a unas religiosas de la Doctrina Cristiana y a otras clarisas. Todas ellas sufrieron el martirio; las religiosas ya están beatificadas, excepto la dueña de la casa que ahora se incluye en este grupo. Y por último, está el caso de la catequista Hortensia Serra Poveda, cuya causa inició “ne pereant probationes” (para que no se pierdan las pruebas) monseñor Miguel Roca Cabanellas.
Otra causa de 159
Una vez presentada en Roma la documentación de estos 91 mártires, presbíteros, religiosos y laicos, se continuará la instrucción de la causa encabezada por el siervo de Dios Antonio-Vicente Avaria Tarazona y 158 compañeros sacerdotes, religiosos y laicos, “pues las declaraciones que ante el Tribunal hicieron los numerosos testigos –algunos ya fallecidos–, lo mismo que las pruebas documentales recogidas, son material sumamente útil, y está dispuesto para dicha tarea”, indica Ramón Fita.
“Es evidente que la Archidiócesis de Valencia ha sido bendecida por el martirio y posee un caudal abundante de testigos que son fuente inagotable de riqueza espiritual. Por eso la diócesis ha trabajado y trabaja los procesos de sus mártires”, subraya el delegado episcopal para las Causas de los Santos.
Desde el siglo IV, con el testimonio del diácono san Vicente Mártir, hasta el último beatificado que es el joven Rafael Lluch Garín, “nuestros mártires son una muestra de la vitalidad de la Iglesia que camina en Valencia siguiendo a Cristo”, subraya Fita, quien añade que como solía repetir san Juan Pablo II, “no se debe perder ni malinterpretar la prueba de esos “soldados de la gran causa de Dios”. Porque los sistemas ideológicos y políticos pasan y el sacrificio de quienes murieron por Cristo permanecen y es semilla de nuevos creyentes”.
“El papa Francisco nos anima a invocar a los mártires de la fe por su fidelidad a Cristo y a rendirles homenaje”, concluye.
© Catedral de Valencia