La Catedral expone la Predela de los Lázaros, del siglo XVI, tras finalizar su restauración por parte del IVCR+i
Se incorpora al Museo de la Seo, donde pueden verse varios Libros de Fábrica y una carta de San Ignacio de Loyola, también restaurados
La Catedral de Valencia expone desde hoy al público la Predela de los Lázaros, del siglo XVI, tras finalizar su restauración por parte del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i), una pieza singular que se ha incorporado al Museo de la Seo.
Del mismo modo, el Museo de la Catedral exhibe, en una de sus vitrinas hasta la próxima semana, tres Libros de Fábrica, del siglo XIV y XV, y una carta autógrafa de San Ignacio de Loyola (1491-1556), que también han sido restaurados por el IVCR+i.
En la presentación de la restauración de estas obras, esta mañana en el Museo Catedralicio, han tomado parte el deán-presidente de la Catedral, Vicente Fontestad; José Verdeguer, canónigo responsable del Patrimonio Histórico Artístico de la Seo y director del Museo; Vicente Pons, vicepresidente del Cabildo y canónigo responsable del Archivo de la Catedral; y la directora del IVCR+i, Gemma Contreras.
En su intervención, el Deán ha agradecido al IVCR+i “su labor de recuperación del patrimonio de la Catedral, que es el patrimonio de Valencia” y ha destacado “la belleza y expresión de sentimientos que se logra a través del arte y, sobre todo, la finalidad catequética de estas piezas restauradas”.
Por su parte, José Verdeguer ha subrayado el papel de Jaime Sancho, presente en el acto, actual rector de la Basílica de la Virgen que fue responsable del Museo de la Seo e impulsó la restauración de esta predela y de muchas otras obras de la Catedral.
Respecto a la predela, “es singular porque es lo único que se conserva del desaparecido ´Retablo de San Lázaro`, atribuido a Nicolau Falcó, pintor valenciano activo en Valencia entre 1493 y 1530”. Este retablo estaba en el Museo Diocesano y fue destruido durante el incendio que arrasó la Catedral y el Palacio Arzobispal en 1936, y sólo se salvó la parte inferior, es decir, la predela, “que desde entonces hasta ahora nunca había sido expuesta debido al mal estado en el que estaba”, ha indicado Verdeguer.
Asimismo, la predela, que se expone en la planta baja del Museo de la Catedral, consta de varias escenas: a la izquierda muestra el “Pasaje del rico Epulón y el pobre Lázaro”; en el centro, el “Cristo Varón de Dolores”; y a la derecha, la “Resurrección de Lázaro”.
Daños en la estructura, policromía y en los dorados por el incendio de 1936
El departamento de pintura de caballete y escultura policromada del IVCR+i ha sido el encargado de la restauración de esta “obra singular del patrimonio valenciano”, intervención que se prolongó durante dos años, a los que se suman varios más de estudios previos, ha precisado Gemma Contreras, directora del Institut.
Además, Contreras ha agradecido la “colaboración y estrecha relación” que mantiene el Institut con la Seo, tanto con el Museo como con el Archivo, así como “la labor y esfuerzo” del personal del IVCR+i, destacando el trabajo de Gloria Sánchez Cortell, del departamento de dorados, que falleció el pasado mes de diciembre.
Entre los retos de esta restauración destaca “el objetivo de mantener la moldura, eliminar los redorados y conservar el dorado original”, han detallado desde el IVCR+i.
La pieza, que se encontraba en un estado “lamentable y crítico”, sufría “alteraciones por la degradación de los materiales” y fueron necesarios “varios años de estudios previos y mucho trabajo de analítica de los sedimentos acumulados por el incendio y otros de intervenciones posteriores”. Igualmente, “el incendio calcinó parte de su estructura, con la consiguiente pérdida de zonas concretas, y dañó la policromía y dorados”.
En la intervención realizada en la pintura “se realizó la fase de limpieza, con un gran desafío debido a que la película pictórica estaba cubierta por depósitos de diferente naturaleza distribuidos de forma irregular”. Se optó “por una reintegración cromática discernible del original mediante la técnica del regatino”, para lo cual el IVCR+i “se apoyó en la documentación fotográfica anterior al incendio gracias a la cual se pudieron restituir las zonas alteradas o perdidas”.
En los dorados, la intervención fue “compleja” por las sucesivas intervenciones de redorados en las molduras. Tras diferentes fases de limpieza físico-químicas “vimos que apenas se conservaba el dorado original y se optó por una restauración conservativa con intervenciones puntuales que devolvieran una unidad estética a los dorados”.
Libros de Fábrica y carta autógrafa de San Ignacio de Loyola
En el acto también se ha presentado la restauración que ha realizado el IVCR+i de tres Libros de Fábrica de la Catedral, compuestos por un total de doce volúmenes -uno del siglo XIV y el resto del XV- y de una carta autógrafa de San Ignacio de Loyola.
El primer Libro de Fábrica -formado por cuatro volúmenes- está compuesto por dos legajos: uno correspondiente al año 1399 y el otro con los años 1400, 1401 y 1402. El segundo Libro está compuesto por seis volúmenes que comprenden de 1404 a 1409. Y el tercero, está compuesto por dos volúmenes de los años 1475 y 1476.
Se trata “de una documentación muy importante para los investigadores porque además recoge la historia de la construcción del campanario del Micalet, entre otros aspectos”, según Vicente Pons, que ha subrayado que “en estos libros está la historia de la Catedral pero también la de Valencia, con apuntes sobre la sociedad, la economía, los trabajadores y oficios, entre otros, y de ellos se pueden extraer multitud de informaciones subsidiarias”.
Respecto a la carta de San Ignacio de Loyola “es un documento singular por tratarse de una carta autógrafa del santo fundador de la Compañía de Jesús pero también es una reliquia del mismo”, por tanto, después de unos días expuesta al público en el Museo será trasladada al Relicario de la Catedral, al igual que los Libros de Fábrica, que serán custodiados en el Archivo, a disposición de los investigadores.
© Catedral de Valencia / Crédito fotográfico: AVAN