Parte 1/8
Siglo IV
a Siglo XIII
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Resumen
En el 304, durante la persecución de Diocleciano, fueron conducidos a Valentia el Obispo de Cesaraugusta (Zaragoza) Valero y su diácono Vicente, que sufrió en esta ciudad un martirio tan admirable que fue conocido y celebrado en toda la cristiandad.
Los himnos de Aurelio Prudencio, las homilías de San Agustín y los relatos de la pasión de San Vicente hicieron de éste el mártir más popular de la Iglesia latina, hasta el punto que con su nombre se fundaron muchas poblaciones y se erigieron monasterios y catedrales como las de Córdoba, Sevilla y Bérgamo.
Durante la época romana y visigoda, en la región valenciana florecieron las Iglesias locales de Diana (Denia), Ilice (Elche), Saetabis (Xàtiva), Elo (Lorca o Hellín) y Valentia (Valencia), y conocemos los nombres de muchos de sus Obispos por sus firmas en los concilios de los siglos IV-VIII.
Esta cultura y vida cristiana permaneció sufrida y acallada bajo el Islam, teniendo mártires como San Bernardo y sus hermanas María y Gracia (1189) o los franciscanos beatos Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato (1228). Mas no se interrumpió el culto cristiano en la basílica sepulcral de San Vicente mártir (la Roqueta), extramuros de la ciudad, dando como fruto espiritual esta Iglesia mozárabe a San Pedro Pascual, luego Obispo de Jaén y mártir en Granada el año 1300.
Una nueva época se abrió con la fundación del Reino de Valencia por Jaime I de Aragón en 1238, siendo el primer Obispo Ferrer de Pallarés.
Llegaron entonces pobladores de las regiones del norte de la Corona de Aragón, órdenes monásticas, militares y religiosas, y se estableció una nueva organización de las diócesis, quedando el norte del Reino en la de Tortosa, reinstaurándose las de Segorbe y Valencia, y creándose más tarde la de Orihuela, ya en el siglo XVI (1564).